La variabilidad de la frecuencia cardíaca nos aporta información real, precisa, objetiva e instantánea de la capacidad que tiene el cuerpo para adaptarse a una situación con garantías saludables. Es por esto, que nos permite valorar, por ejemplo, si una técnica o ejercicio en concreto genera un estado de excitación y estrés en el cuerpo (activación simpática) o de relajamiento y regeneración (activación parasimpática). Incluso un pensamiento o una respiración modifica todo esto, pero… ¿sabemos cómo lo está interpretando su cuerpo?
Será interesante conocer este dato ya que nos dará la información necesaria para el conocer el estado actual del cuerpo, como interpreta y procesa la información que proviene del entorno o medio externo y como la integra a nivel interno.
“No existe un ejercicio regulador igual para toda persona. Conocer la interpretación que hace cada cuerpo delante un estímulo o ejercicio determinado pautará la guía de tratamiento específico, individualizado y efectivo”
Como si fuera un detector de mentiras, podemos utilizar esta variabilidad de la frecuencia cardíaca como elemento que nos informa si tu cuerpo responde según lo esperado o no lo hace. De esta forma, sabremos exactamente lo que tenemos que modificar. Acompañando esta valoración, en ocasiones será necesario modificar algunos hábitos diarios para generar y conseguir una respuesta duradera en el tiempo.
Si sabemos hacer las preguntas correctas al cuerpo obtendremos las respuestas necesarias para conseguir el equilibrio entre salud y adaptación.